Cuando la noche parecía llegar a un punto de calma, Ojaras’k subió al escenario para demostrar que el Rock también puede ser descarado, irreverente y con mucha chispa. Con un estilo que mezcla influencias del Rock urbano y letras llenas de ironía, la banda consiguió que el público se entregara por completo.
Sus guitarras distorsionadas y un bajo contundente marcaron el ritmo de un repertorio lleno de himnos desenfadados, mientras el vocalista no dejó de interactuar con los asistentes, haciendo bromas y animando a corear cada canción. Ojaras’k logró transformar la atmósfera de la noche en una auténtica fiesta de Rock callejero, donde nadie quedó indiferente.
Un directo lleno de autenticidad y actitud que dejó a muchos pidiendo más. Ojaras’k dejó claro que son un nombre que hay que seguir de cerca en la escena local.